olor a recuerdos...

Qué lejanos parecen los recuerdos cuando los contemplas desde el marco del presente, pero enfocando la mirada en algun punto difuso del horizonte teñido de nostalgia. Esta nublada tarde de abril , trae consigo una cancion perdida que hacía tiempo que no escuchaba, un eco que rememora pasajes perdidos en el tiempo, irrecuperables para el presente, capturados en el pasado.

Al mirar hoy vuestras caras pienso que el tiempo no pasa en balde, pero aún atisbo en muestras vivas miradas algún vestigio de nuestra época dorada, de aquella niñez que ahora parece inalcanzable, marcada por los años y curtida por nuestras respectivas evoluciones. Paseo la mirada por vuestros rostros expectantes y sonrientes, y éstos me transportan a unos tiempos felices y alejados de preocupaciones en los que reinaba la curiosidad, las ganas de experimentar y descubrir, de empaparnos de todo cuanto nos rodea para aprender, cuando tomábamos lo desconocido como un reto que formaba parte de algún juego y no como una amenaza refutable, cuando palabras como" agua" o " campo", tan simples eran sinónimo de diversion. Cuando un palo de madera podía convertirnos en hadas provistas de una varita mágica, o de valientes caballeros dispuestos a realizar una hazaña. Cuando apartar a un niño pequeño de la trayecotria de un balón nos convertía en héroes o ponernos el babero a modo de capa nos concencía de que podíamos volar. Por aquel entonces mentir estaba mal y no estaban justificadas siquiera las mentiras piadosas, decir lo que pensábamos con total natural e inocencia aunque pudiera sonar ofensivo , estaba justificado con la famosa frase" es que son niños..." arma de doble filo también utilizada cuando los adultos querían ahorrarse incómodas explicaciones" cuando seas mayor te lo explicaré.." era una manera de hacernos ver que no entenderíamos lo que ni siquiera ellos mismos entendían, y, por tanto les resultaba imposible de comprender.Pero ante todo, en el travieso e indulgente mundo de los niños, cualquier persona podía ser amiga sin hacer distinción entre raza, cultura o religión. Todos tenían voto de tolerancia, pues el deseo de unirte a alguien para jugar era mayor que el deseo de cuestionar y rechazar aquello que nos parecía extraño. Eso parece haber quedado atrás, cuando la madurez trae consigo prejuicios y exclusiones sociales.


Sí, en definitiva, viene a mi memoria el resplandor de aquellos años que atesoro, y al miraros de nuevo todos juntos, soy capaz de percibir la desviación de cada uno de los caminos que hemos tomado, como ríos serpenteantes que buscan su mar, y que nos han convertido en las personas que ahora somos, pero también intuyo la tolerancia , el afecto mutuo y la lealtad que un día nos convirtió en compañeros de juegos.







Cora.(-.-)